viernes, 27 de abril de 2012
Parábola del latido y la lluvia
Parábola del latido y la lluvia
Por ahí andan las musas,
metamorfoseando la crisálida
en mariposa.
Llueve sereno, dijiste anoche
mientras mi sangre galopaba montes.
Tu imagen viva se ha empeñado
en irrumpir como expresivo forte.
Entonces, en el preciso momento,
le dije al corazón interminable:
que no se engañe
que al final de cuentas
aunque le regañe
estallará, incruento.
Maldita la víscera que se empeña también
bate que bate, parches desbordados
latiendo sin entender…
(Aunque llueva sereno
como dijiste ayer).
Guillermina, Paraná, 14 de abril de 2012
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